Pánico Escénico
Sí. Esto ha pasado a hacerse público.
Todo se debió a que recibí un comentario de un futuro colega (eehh!) y estuvo mucho tiempo ahí sin que me diera cuenta. Como lo pronostiqué en un principio, estaba claro que no iba a durar mucho mi veta narrativa. Desde abril que esto está parado, y me metí hace unos días para si esto seguía vivo. Cuanta no sería mi sorpresa al ver un post en mi última entrada. Cómo llegaron aquí, nadie lo sabe. Pero la cosa es que alguien opinó sobre mi escrito. Y en realidad, si ya lo leyó una persona, porqué no habrían de leerlo otras. Este blog ha sido desflorado.
Desde abril han pasado 3 meses. Tres terribles meses en que había que hacerse el tiempo para poder comer tranquila, lavarme el pelo, dormir más de 8 horas en una noche, revivir vida social, etc. En esos tiempos, si escuchaba a una sola persona más decir "oye que estás desaparecida" me tiraba al andén del metro. Nunca he sido una persona obsesiva con el estudio, de hecho, odio estudiar. Eso de tener que ponerme frente al cuaderno y decidirme a empezar me saca los choros del canasto. Me pongo mal genio y le grito a la gente que ose transitar a mi alrededor. Pero por mucho que me moleste estudiar, este año he tenido que hacerlo, y con la cara llena de risa.
Hace poco una amiga de la universidad congeló la carrera, en parte por problemas personales, y también porque esta carrera te succiona toda la energía vital. Lo sé, suena flaite, pero no sé como más describir esa sensación de que, no importa lo feliz que pueda ser tu vida afuera de la universidad, igual no vas a tener tiempo para disfrutarla. Onda "me gané el Kino! pero tengo clases de lunes a sábado, y pruebas durante toda la semana, asi que no puedo salir a comer, ni ir al cine, ni carretear". Sucks!
Este lunes vi a mi amiguita, y estaba tan... feliz. Estaba rosadita y echando la talla. No como el resto de nosotros, que estamos pálidos, con úlceras y con la mitad del pelo que teníamos en marzo. Y todavía nos quedan 3 semestres más como éste.
Hoy tuve mi único exámen del semestre (por que de los otros dos me eximí, disculpen). Con el profesor que más odio y que más me odia. De hecho, creo que es el único profesor que me odia. En su parte del ramo me saqué un 2,1. Uf! golpe al ego. En las otras partes del ramo tuve un 5,6 y un 5,1. Pero no lograron salvarme del exámen maldito. Hoy todos los alumnos desfilaban a las 9:00 rumbo a la sala de la prueba, como quien va al patíbulo. Cabeza gacha, leyendo los últimos detalles de materia. A esas alturas, se te olvida todo. Se empiezan a escuchar preguntas tipo "¿Los perros pueden tener pelo, cierto?" o "¿Cuántas patas dijiste que tenían las vacas?". Horror.
Luego de 3 largas horas, empiezan los desmayos y los llantos, por que entregan las notas de los exámenes. Lo único bueno de mi universidad es eso, que entregan las notas de los exámenes el mismo día. Así por lo menos la angustia dura menos. Minutos antes de la entrega de notas, un compañero me dice "que miedo, siénteme el corazón", y el pobre tenía los ojos medio saltones, y se le veían los latidos a través del chaleco. Afortunadamente, el susodicho pasó el ramo. Y yo también. Pero no faltan los pobres cristianos que se echaron el ramo con un 3,9. Si te vas a echar el ramo, por lo menos échatelo dignamente. Y lo digo con conocimiento, yo reprobé genética con un 3,9 y hubiera preferido quedar con un 2,0.
Aparte de estudiar, y uno que otro carrete memorable, estos tres meses han pasado por mi sin pena ni gloria. Que lejanos se ven los días en que carreteaba de viernes a lunes. Snif. Por lo menos ahora se vienen las vacaciones de invierno, que sé que serán insuficientes para poder recargar mis pobres pilitas. Espero que por lo menos me vuelva el color.
2 Comments:
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Guapiiita! al fin sucumbiste
ademas tu sabes que escribes bien
no como el agilado ese de arriba que no tiene vida, definitivamente
exijo un link!
besos roommie
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