Odio a los pokemones

Sí, los odio con furia. Demás que me llega algún post de estilo “ke te pazaa no kxai na muereete prra adiozzzzz”, pero no me importa nada. Esos niños no se merecen mi respeto. Los odio.
Mas encima tengo la mala suerte de vivir en el metro salvador. Generalmente vivir aquí ha sido algo bueno, y siempre he agradecido vivir cerca de un metro, cerca del centro, cerca de Provi… pero ahora es horrible. A la entrada de la estación, donde hay un ameno parque, ahora está lleno de pendejos muy feos (porque sí, lo son), vestidos con unas pilchas que no sé de donde sacaron, con todos los colores posibles y todos los accesorios que puede tener una persona puestos al mismo tiempo. Hay unos con el pelo parado, otros con tanto gel que pareciera que no se han lavado el pelo nunca, otros que definitivamente no ven nada con sus chascas arriba de los ojos. Nunca había visto tanto pendejo con el pelo planchado junto. La otra vez vi a una cabra chica con el pelo a lo Cruela de Vil, onda un lado negro y el otro blanco. Un asco.
La razón por la que se juntan a la salida del metro salvador, es porque de esa forma llegan a Luis Matte Urrejola, calle donde está Chilevisión, y por ende El Diario de Eva. Programa patético por excelencia. Por culpa de ese programita ahora los pendejos tienen caca en el cráneo. Llega llorando el niño emo porque no le regalaron la capa de moda. Temas como “amiga, vuelve a ser visual” me dejan con la boca abierta. Hagan una edición especial del diario de Eva, inviten a todos los cabros chicos al programa y cuando estén todos adentro tiren una bomba. Asi el metro salvador volverá a ser lo que era. Un lindo lugar donde reparten el Publimetro y donde una niña vende sánguches a los que no alcanzaron a tomar desayuno. Ahora la niña de los sánguches ya no va, seguramente porque los pokemones la asaltaban.
Yo la verdad no sé que hacen los pokemones con sus vidas. Machetean en las esquinas, van a bailar reggaetón a la disco y se sacan fotos para el fotolog. Porque afortunadamente todavía no invaden Facebook. Alguna cosa que no se hayan tomado. Si yo tuviera un hijo pokemón, juro que lo encerraría y no lo dejaría salir a la calle hasta que se vista como una persona. No sé cómo no cachan que imitar a un mono animado es universalmente ñoño. Y tampoco entiendo cómo piensan que así están buscando su identidad si se visten todos iguales. Una vez vi a una tropa de pendejas con el mismo peinado, pero exactamente igual. Argh, las odio!
Espero que esta moda pase luego, así como pasó también vestirse de colores fluor. Aunque esto es infinitamente peor.
DIE POKEMONES, DIE!!!