El trabajo enaltece y dignifica
Leyendo el blog de mi amiga Ana, me di cuenta de que ya estamos bien viejitas. O sea, no viejas para usar bastones o quebrarnos la cadera por la osteoporosis, pero sí que ya no nos falta nada para egresar. A casi todas mis amigas les queda un año (este). A mi me quedan dos, lo que no deja de preocuparme. A diferencia de ella, yo sí siento que he aprendido en estos cuatro años que llevo de levantarme con los pollos para acudir a mi Alma Mater. Debe ser porque son carreras absolutamente distintas (veterinaria v/s periodismo), pero aún así siento que me queda mucho por aprender, comparado con el poco tiempo que me queda. Es cierto, todo se aprende en la práctica, me lo han dicho todos los profesores y ex alumnos, y yo misma lo pude comprobar en sólo una semana de trabajo no remunerado en Clínica Tobalaba For Animals Only.
Hoy mi mamá en el almuerzo me hizo la pregunta del millón. ¿Qué es la gripe aviar? y yo como libro le recité todo lo que sé. En teoría me lo sé todo, pero estoy segura que el día que me llegue un pollo (no un humano, ese no es mi campo) muriéndose de influenza, voy a quedar paralizada y voy a salir corriendo por la puerta de la clínica a la velocidad de la luz. No es que no confíe en mis conocimientos, pero a veces siento que me falta el chispazo necesario como para ejercer. Conociéndome, y sabiendo que cuando tengo que hacer algo a presión muero de stress, no sé que voy a hacer cuando llegue un pendejín con su perro atropellado, llorando y pidiendome que lo salve. Ahí nomás voy a quedar. Para esta carrera se necesita pensar rápido y actúar. No pensar tanto, porque mientras te quedas rascándote la cabeza el perrito ya se murió.
Además del riesgo de que se te mueran todos los pacientes, está el otro tema, y más importante que el anterior. NO HAY PEGA. Si no se tiene pega, no tienes el riesgo de matar a nadie, eso está más que claro.
Me da miedo ejercer, y me da miedo no ejercer nunca. O más bien dicho, me da miedo no tener la oportunidad de ejercer. Es cierto, cada vez las personas se preocupan más de sus animalitos, pero también es verdad que cada vez que respiro egresa un veterinario más. Y lamentablemente, no se muere ninguno. No es que le esté deseando la muerte a mis futuros colegas, por supuesto que no, pero si el flujo de entrada y salida fuera un poco más proporcional, me convendría bastante. Igual el tema no va en que salgan veterinarios y se mueran veterinarios, sinó que consiste en que Chile está saturado de todo tipo de profesionales y de técnicos y de todo. Hasta para ser barrendero tienes que dejar curriculum, y te dicen "te estamos llamando". Weon, y el pobre aspirante a barrendero se va a su casa a sentarse al lado del teléfono, y a rogar para que lo contraten por diez pesos la hora. Yo creo que si hubiera estudiado cosmetología tendría más esperanzas de encontrar pega de las que tengo ahora. Y por último, nadie se me puede morir en la silla de maquillaje. A lo más una novia furiosa me atacaría con su ramito de flores, el mismo por el que las minas en los matrimonios se agarran del moño. Como si esa tradición fuera real. Deberían hacer un estudio sobre cuantas mujeres que agarran el ramo se casan primero que las que no lo agarraron. Personalmente, yo opino que esas minas son las que nunca se casan. A qué hombre le gustaría tener de polola a una de esas patéticas que son capaces de morder a otra con tal de tener la mínima esperanza de casarse? Conociendo bastante al género masculino, podría afirmar que los hombres huyen de esas desesperadas. Así que ya lo saben chiquillas, no luchen por el ramo. Al menos no delante del hombre que se quieren engrupir.
Siempre pierdo el hilo cuando empiezo a escribir en estas cosas internetísticas. Soy la peor narradora que hay. Shame on me. Menos mal que no estudio periodismo. Y que nadie lee esta tonterita.