fantom!

Thursday, August 17, 2006

ch ch ch ch changes

Wá. Ayer tuve que volver al mundo real. Levantarse tempranito, armar el almuerzo en un tupperware (con la estricta advertencia de mi mamá de que si lo perdía de nuevo, no me iba a comprar otro, porque siempre se me pierden y los tengo repartidos por todas partes), y salir en metro a Escuela Militar. Que feo. Odio ese metro. Odio el metro entero. Nadie mira a nadie y todos me empujan. No sé si es porque soy tan chica que nadie me ve.
Después hay que tomar ese bus asquerosamente lleno, en que me apretujan para subirse como si irse parado fuera la muerte. Después llegar a la universidad culiá, a un ramo culiao de bacterias que no me importan, después tuve que disertar sobre una enfermedad fea que nunca me va a dar a mi. Después tener otro ramo, de caballos culiaos que tampoco me importan. A las 5:30 por lo menos se terminó todo y me pude ir de ahí.
Después de clases partí a las altas cumbres de Peñalolén a ver a mi Camila. Me tenía una comida especial, que linda. Conversamos, le lloré, nos reimos, vimos "Quien merece ser millonario" para adivinar las respuestas, pero la Camila hacía trampa y buscaba las cosas en Google. Me mostró unos comics ecuatorianos incoherentes de Popeye, vimos videos ochenteros de Wham! y Bangles para reirnos de los peinados de la época, y también vimos videos en YouTube, donde sale un niño mexicano gordo llamado Edgar que se cae de unos troncos y ahora odia a su primo porque fue su culpa que se cayera. Es más tierna la Camila. Me prestó su chaqueta de cura, para que no me sintiera tan mal porque me robaron la mía. Claro que nunca va a ser lo mismo. Nada lo va a ser.

En una hora más tengo que ir a la casa de la Paula, por que me invitó a hacerme una limpieza facial a su casa, con una señora que nos va a dejar la carita de porcelana. Nada mejor que un tratamiento de belleza para alegrarse, digo yo. Quiero estar linda de nuevo, con una sonrisa en la cara otra vez. Solamente me falta saber qué hacer para lograrlo.

Anoche cuando la Camila dormía al lado mío se me ocurrió una canción. La toqué en mi cabeza, con letra, y con las notas que correspondían. Quiero grabarla y escucharla mil veces hasta que se me salga toda esta mierda que tengo adentro y así seguir con mi vida. Por que el mundo sigue girando y no me puedo quedar parada al medio.


Ah! y una última cosa. Pido perdón a todos los que se frickearon con el sueño que tuve de mi gato. Nunca más verán un comentario tan apocalíptico aquí de nuevo.

Sunday, August 06, 2006

Misifús

Anoche soñé que se moría mi gato.
De un día a otro desapareció. Asumimos que se había perdido. Y llegó otro gato. Uno negrito, que cuando se lamía se veía que tenía las raíces del pelo blanco. Era gordo y lindo, pero no tanto como el mío. No lo pesqué. De echo en mi casa nadie lo pescaba.
En el sueño, pasaron como un día o dos. Mi gato todavía no volvía, y en mi casa todavía estaba el otro gato, el negro. Comía de la comida de mi desaparecido gato, y tomaba agua de su plato.
En un momento me asomé por una ventana del living, y ahí lo ví. Mi gato, mi gatito naranjo, estaba en la ventana, muerto. Alguien debe haber cerrado la ventana cuando él estaba entrando, y lo apretaron. Estaba aplastado en el riel de los vidrios, con los ojos abiertos, con la cabeza despegada del cuerpo.
Me acuerdo que lo tomé en brazos, y su cabeza terminó de despegarse. Me quedé con su cuerpo en las manos. Estaba seco, tieso, como si llevara muerto mucho tiempo. Sus ojos me miraban desde el suelo, recriminándome por no haberme dado cuenta antes de que siempre estuvo ahí. Y me puse a llorar, como nunca había llorado antes, haciéndole cariño a su cuerpo embalsamado.
En ese momento me desperté, y estaba llorando de verdad.
Fui a buscar a mi gato, que dormía enrollado en un cojín del sofá. Lo tomé en brazos y me lo llevé a mi cama.
Fue solamente ahí en que me dí cuenta de que si mi sueño fue premonitorio, tendría muchas más razones para llorar. Por que no creo que mi gato sea el que se va a morir. Sinó algo. Algo que me importa mucho más.

Friday, August 04, 2006

Buá

Que terrible. Se acabaron las vacaciones. Afortunadamente fueron 3 semanas y no solamente 2. En parte eso fue por que soy matea, si no me hubiera eximido de farmacología hubiera tenido dos insuficientes semanas. Fueron 3 semanas de tirármelas, ver tele y jugar en el computador. Claro que mis juegos de computador no son de esos 3D, en que tienes que matar soldados para poder escapar del holocausto. Mis juegos van desde el solitario, los sims y worms world party. Un juego más sofisticado no podría ser cargado en este computador anciano. En realidad Windows 98 ya no sirve para nada. Mi pobre PC no reconoce los pendrives. Tiene puerto USB porque quizás, en el futuro lejano, iban a servir de algo. Pero nada de lo que conecte ahí lo capta. Tengo una impresora nueva, que enchufé con toda mi dedicación, y ahí está, juntando polvo. La mando a imprimir algo y no hay conexión. Mi computador es tímido y anticuado. Le cuesta hacer nuevos amigos, y más aún si son más modernos que el. Pobrecito. Pero todavía sirve para lo que lo quiero usar. Se mete a internet, baja canciones y soporta MSN. Y se puede jugar Worms en el. Con eso, no necesito más. Nunca ha tenido ni una pana. Tiene sus virus, como todos. A veces se cierran las ventanas de programas sin que yo mueva nada. El mouse se desconecta solo, y hay que apagar el computador, enchufar el mouse de nuevo y volverlo a prender. Si estoy bajando canciones, no me puedo meter a ninguna página más porque no se abre Explorer. Pero ninguna de esas cosas me molestan mucho. Y si me molestaran sería una pena porque no tengo plata para comprarme otro. De todas maneras le tengo cariño. Se ha portado muy bien conmigo para tenerlo tan mal cuidado. Desde el 2001 que nunca lo han formateado, y conoció su primera desfragmentación este año. Jamás ha sido completado un scandisk. Se le cortó la correa del ventilador hace como un año y medio, y en verano se puede ver el aire caliente salir del CPU, como carretera en el desierto. Su única enchulación fue comprarle parlantes la zorra, pero de eso el ni siquiera se enteró.
Bueno, como iba diciendo, entré a clases después de unas merecidas y cortas vacaciones. Dormí como nunca, y carretié lo justo y necesario. Desde el lunes que estoy levantándome al alba otra vez, menos los jueves en que no tengo clases. Llegué para encontrarme con todos los compañeritos de nuevo. En realidad fue como si nunca hubieran habido vacaciones. Menos por los ramos, que tienen nombres atemorizantes. CIRUGÍA. MEDICINA INTERNA DE ESPECIES MAYORES. MEDICINA INTERNA DE ESPECIES MENORES. Que miedo.
Ya ni me acuerdo de la época en que tenía ramos inútiles, como economía, o ecología. En ese tiempo faltaba a clases y daba lo mismo. Ahora todo es importante, todo es terrible, y faltar un día es suficiente para echarse el ramo. Por eso todos sufren, no tengo ningún compañero que ande relajado por la vida. Nunca había visto tanto temor a enfermarse. Todos van a clases con fiebre, mocos, gripe o tos. Da lo mismo, no se puede faltar. Hace como 2 meses tuve bronquitis obstructiva aguda y no podía respirar. El doctor me dijo que tenía ocho días de reposo, y con suerte ocupé dos. Miré al doctor con cara de angustia y le dije "señor, no puedo darme ese lujo". Debo haber sonado a vieja, de las que si no van a trabajar, las echan del trabajo en la fábrica y no pueden llevar el pan a su hogar. Igual el señor médico me entendió un poco y me dio un antibiótico más power para que no me diera neumonía al salir a la calle en todos esos días en que debería haber estado acostada en mi cama.
Ahora no me queda más que hacerme la idea de tener que estudiar de nuevo y terminar este año culiao. Menos mal que cada vez queda menos. Voy a tener que volver a lavar y planchar mi delantal blanco, afilar los escarpelos, lavar mis botas llenas de caca de matadero, y tendré que saber llegar los sábados al Hipódromo Chile y a la Clínica Alemana para aprender a operar. Y todo esto con la carita llena de risa.