Misifús
Anoche soñé que se moría mi gato.
De un día a otro desapareció. Asumimos que se había perdido. Y llegó otro gato. Uno negrito, que cuando se lamía se veía que tenía las raíces del pelo blanco. Era gordo y lindo, pero no tanto como el mío. No lo pesqué. De echo en mi casa nadie lo pescaba.
En el sueño, pasaron como un día o dos. Mi gato todavía no volvía, y en mi casa todavía estaba el otro gato, el negro. Comía de la comida de mi desaparecido gato, y tomaba agua de su plato.
En un momento me asomé por una ventana del living, y ahí lo ví. Mi gato, mi gatito naranjo, estaba en la ventana, muerto. Alguien debe haber cerrado la ventana cuando él estaba entrando, y lo apretaron. Estaba aplastado en el riel de los vidrios, con los ojos abiertos, con la cabeza despegada del cuerpo.
Me acuerdo que lo tomé en brazos, y su cabeza terminó de despegarse. Me quedé con su cuerpo en las manos. Estaba seco, tieso, como si llevara muerto mucho tiempo. Sus ojos me miraban desde el suelo, recriminándome por no haberme dado cuenta antes de que siempre estuvo ahí. Y me puse a llorar, como nunca había llorado antes, haciéndole cariño a su cuerpo embalsamado.
En ese momento me desperté, y estaba llorando de verdad.
Fui a buscar a mi gato, que dormía enrollado en un cojín del sofá. Lo tomé en brazos y me lo llevé a mi cama.
Fue solamente ahí en que me dí cuenta de que si mi sueño fue premonitorio, tendría muchas más razones para llorar. Por que no creo que mi gato sea el que se va a morir. Sinó algo. Algo que me importa mucho más.
1 Comments:
:(
hoy trabajo de corrido hasta la hora del sapo en el bar
asi que llegaré a la hora del pico
así que mañana nos veremos
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